La alimentación ecológica en escuelas catalanas
Una de las escuelas públicas catalanas que ya han adoptado la alimentación ecológica a su comedor es el CEIP Caminos de les Franqueses del Vallès. Núria Marín, la directora del centro, asegura que, después de cuatro años de experiencia, «el balance es más que positivo». Marín explica que, cuando hay patata y acelga, se acaba: «Los niños se la comen muy bien». Incluso, añade, piden en casa suya. «Las familias nos dicen que los niños quieren las acelgas de la escuela», concreta la directora del centro, que destaca que, más allá otras características, «todo el mundo está de acuerdo que este tipo de alimentos tienen un gusto muy diferente», que hace que guste más a los niños.
Profundizando en los beneficios de este tipo de servicio de comedor, Marín explica que «es importando la vertiente nutricional, de no poner químicos dentro del cuerpo» y que «también sirve para trabajar qué hay de temporada, porque no podemos comer fresas en diciembre». Al principio, dice la directora, las familias se mostraron más bien reticentes al cambio. El principal punto débil era el precio, que en este caso sí que era ligeramente superior al del servicio habitual. Con el tiempo, pero, todo el mundo se ha acabado convenciendo de las ventajas. Ha ayudado mucho que la escuela permita a los padres visitar el comedor para conocer como funciona de primera mano: «Cuando lo pruebas, te convences de golpe».
A pesar de que empezó a funcionar hace sólo siete años y que el equipo de dirección tenía clara la apuesta desde el primer día, la falta de espacio en los primeros edificios donde estuvo impidió que implementara la alimentación ecológica. El comedor empezó con un funcionamiento más tradicional, con personal contratado por el AMPA, a pesar de que empezaron a comprar la materia primera a Ecomenja. Luego que pudieron, encargaron la gestión del servicio a la empresa de Joan Maria Ribas, que asumió la contratación de los mismos monitores. «Se adaptaron, siempre tienen en cuenta la particularidad de cada centro, y trabajan codo en codo con la dirección y la AMPA», explica Marín.
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Un modelo para otros centros
La directora del CEIP Caminos es consciente que el proyecto de su escuela es pionero en el ámbito de los comedores ecológicos, pero asegura que «cada vez hay más escuelas interesadas», como demuestra el hecho que a menudo reciben visitas de los equipos directivos otros centros para comprobar el gusto de la comida y el funcionamiento de la cocina. «Es cierto que comporta algo más de trabajo y que los cocineros tienen que estar dispuestos, porque no es el mismo limpiar una lechuga ecológica que una lechuga iceberg, pero el gusto tampoco es el mismo», argumenta. La contrapartida es clara: «Cuando vamos de colonias nos preguntan cómo es que los niños comen tanta ensalada. La explicación es que comen en la escuela y es tan buena que comen mucha. Se están acostumbrando y están contentos».